Al igual que sucede con los humanos, en el resto de animales la temperatura corporal puede servir para identificar numerosos problemas de salud o también como indicador de cambios en los signos vitales. Incluso las variaciones mínimas en la temperatura pueden constituir un indicio decisivo. Actualmente, la termografía permite diagnosticar los más diversos problemas a tiempo y con un menor coste que mediante los métodos de examen utilizados hasta ahora en las clínicas veterinarias.
Las inflamaciones o heridas activan el mecanismo de defensa natural del cuerpo, lo cual se traduce en un incremento del riego sanguíneo y por lo tanto en un aumento de la temperatura superficial. Estas pequeñas variaciones de temperatura se pueden apreciar mediante cámaras de termografía adecuadas, permiten comenzar a tiempo el tratamiento necesario para el animal. Este método resulta especialmente provechoso para los perros ya que requiere de un coste muy reducido.